Spanish version (see below the english version): Pan American Silver (PAS) fue propietaria y operadora de la mina subterránea de Quiruvilca, ubicada en la región La Libertad, al noroeste del Perú, entre 1995 y 2012. Fue su proyecto insignia y el primero que adquirió desde que Ross Beaty fundara la compañía en 1994. Tras décadas de explotación del yacimiento, emplazado en la cabecera de cuenca del río Moche, Quiruvilca dejó atrás un legado de devastación ambiental y contaminación que continúa hasta hoy. En 2011, la subsidiaria peruana de PAS fue mencionada en un informe del Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) como una de las empresas más multadas por violaciones ambientales ese año. [1] Utero.pe informó que PAS recibió un total de 22 multas por haber excedido los límites permisibles en los efluentes de Quiruvilca, [2] donde la contaminación por drenaje ácido de minas es un problema de larga data. [3] [4] La compañía Minera Quiruvilca se unió a la avanzada empresarial para debilitar la institucionalidad del país, informaron otros medios, al promover una demanda contra la aplicación de una contribución anual necesaria para cubrir los costos de la fiscalización ambiental. [2] [5] [6] Tras 17 años de extracción, en junio de 2012 PAS vendió la mina Quiruvilca y sus pasivos asociados a Southern Peaks Mining. El entonces director ejecutivo de PAS, Geoff Burns, declaró: "Luego de un proceso de evaluación integral, estamos satisfechos porque el comprador es capaz de operar Quiruvilca de forma profesional y responsable, lo cual redundará en beneficios a largo plazo para los trabajadores de la mina, las comunidades cercanas, el gobierno local y el medioambiente." [7] A pesar de las garantías de PAS, cuatro meses después de la venta el OEFA determinó la responsabilidad de Southern Peaks por no impermeabilizar una poza que evite el drenaje de aguas ácidas. [8] La mina fue fiscalizada nuevamente en 2014, cuando OEFA y el Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería (Osinergmin) multaron a la empresa por no impedir el drenaje ácido del depósito de relaves resultante de su inestabilidad. [8] El informe del OEFA destaca la falta de infraestructura para prevenir la contaminación, como terraplenes y membranas de impermeabilización. [9] En julio de 2015, Southern Peaks vendió la mina al ciudadano boliviano Luis Sáenz, quien recién entonces declaró la quiebra y abandonó las faenas en 2017 sin ejecutar un plan de cierre. [10] Al momento de la quiebra, Sáenz debía US$10 millones a un total de 428 trabajadores. En 2017, un minero, Hernán Beltrán Lázaro de 55 años, falleció de un balazo de la policía cuando protestaba junto a otros para reclamar los sueldos impagos. [11] [12] Al final, Sáenz, Southern Peaks y Pan American Silver abandonaron la mina y transfirieron un cuantioso pasivo ambiental y social a la ciudadanía del Perú. [13] Actualmente, la mina Quiruvilca es considerada una “bomba de tiempo … y fuente visible de contaminación del río Moche, dado que los esfuerzos para su remediación han sido abandonados.” [14] Debido a la contaminación del río Moche por la mina Quiruvilca, así como el riesgo de ruptura de los diques de relaves, las autoridades peruanas declararon la emergencia ambiental en cinco oportunidades. [10] En 2018, la Dirección de Calidad y Evaluación de Recursos Hídricos confirmó que el río Moche está contaminado por elementos químicos y metales pesados cancerígenos como arsénico, cadmio y plomo. [10] El biólogo y catedrático de la Universidad Nacional de Trujillo (UNT), Carlos Bocanegra, lamentó la pérdida de flora y fauna como resultado de la contaminación y advirtió de no ingerir cultivos irrigados con agua del río Moche. [15] [16] En noviembre de 2019, la oficina de la Defensoría del Pueblo de Libertad llamó una vez más a las autoridades a declarar el estado de emergencia en la cuenca del río Moche por los altos niveles de contaminación y la inadecuada respuesta del Ministerio de Energía y Minas durante la crisis ambiental de 2018. [17] Autoridades locales, líderes de rondas campesinas y la población sostuvieron una huelga regional durante ese mismo mes, para denunciar, entre otras cosas, los graves impactos que la contaminación del río Moche está causando en el ganado y los cultivos de la costa y sierra de La Libertad. [18] English version: Pan American Silver (PAS) owned and operated the Quiruvilca underground silver mine in the La Libertad region of northwestern Peru from 1995 to 2012. It was PAS´s flagship project; the first that it acquired after Ross Beaty founded the company in 1994. The Quiruvilca mine, located at the headwaters of the Moche River, operated for decades and leaves behind a legacy of devastating environmental contamination that continues today. In 2011, PAS´s Peruvian subsidiary was listed in a report from the Environmental Assessment and Oversight body (OEFA by its initials in Spanish) as one of the most-fined companies for environmental violations that year. [1] Utero.pe reports that PAS received a total of 22 fines for having exceeded permissible limits in its effluents from Quiruvilca [2], at which contamination from acid mine drainage has been a long-standing problem. [3] and [4] Peruvian media note that the company joined the charge to weaken environmental oversight in the country by bringing a lawsuit against the application of an annual contribution that is a necessary to cover the costs of environmental enforcement in Peru. [2], [5] and [6] After 17 years of extraction, PAS sold the Quiruvilca mine, along with associated liabilities, to Southern Peaks Mining in June 2012. The then Chief Executive Officer for PAS Geoff Burns stated, "After a thorough evaluation process, we are satisfied that the purchaser is capable of operating Quiruvilca in a professional and responsible manner, which will be a longer term benefit for the mine’s workers, the nearby communities, the local government and the environment." [7] Despite Pan American´s assurances, just four months after the sale to Southern Peaks Mining, Peru’s Environmental Assessment and Oversight body (OEFA by its initials in Spanish) found the company responsible for not having lined a catchment pond, necessary to prevent acid mine drainage from Quiruvilca mine installations. [8] The mine was inspected again in 2014, when both OEFA and the energy and mining oversight body (OSINERGMIN by its initials in Spanish) fined the company for failure to prevent acid drainage from the tailings dam and as a result of its instability. [8] The OEFA report highlights the lack of adequate infrastructure to prevent contamination from the mine, including tailings embankments and impermeable liners. [9] In July 2015, Southern Peaks sold the mine to Bolivian citizen Luis Sáenz, who then declared bankruptcy and abandoned the mine in 2017, without executing the mine closure plan. [10] At the time of bankruptcy, Sáenz owed 428 workers a total of $10 million dollars. In 2017, a miner, 55-year old Hernán Beltrán Lázaro, was shot and killed by a police officer when he and others protested over their unpaid wages. [11] [12] In the end, Sáenz, Southern Peaks and Pan American all walked away from the mine, leaving the Peruvian people with a serious environmental and social burden. [13] Today, the Quiruvilca mine is considered “a time bomb … and a visible source of contamination of the Moche River, given that environmental remediation efforts have been abandoned.” [14] Peruvian authorities have declared a state of environmental emergency on five occasions due to contamination of the Moche River from the mine, as well as risk of overflow or rupture of the tailings impoundment. [10] In 2018, the Peruvian Office for Quality and Assessment of Hydrological Resources confirmed that the Moche River is contaminated with highly toxic, cancer-causing chemicals and heavy metals, such as aluminum, arsenic, cadmium and lead. [10] A biologist from the National University of Trujillo laments the loss of flora and fauna as a result of the contamination, and warns against eating crops irrigated with water from the river. [15][16] In November 2019, the People´s Ombudsperson´s office in La Libertad (Defensoría del Pueblo) once again called on Peruvian authorities to declare a state of emergency in the Moche river given the high levels of contamination and the inadequate response of the Ministry of Energy and Mines during the last environmental emergency in 2018. [17] Local authorities, leaders of peasant control groups (rondas campesinas) and residents also held a regional strike in November to, among other things, denounce the situation given their concern over the impacts that the Moche river contamination is having on their crops and livestock on the southern coast. [18]
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