El día 27 de julio de 2017 comenzó la prueba piloto de la estimulación hidráulica de pozos de petróleo en el Área de Cerro Pencal-Puesto Rojas, a 20 km de la ciudad de Malargüe, al sur de la provincia de Mendoza. Esta rápida puesta en funcionamiento de la explotación petrolera vía fracking en la parte mendocina de la formación Vaca Muerta, se hizo sin tomar en cuenta las medidas de monitoreo y mitigación que los organismos técnicos habían dictaminado previamente, como la instalación de los freatímetros para el monitoreo del recurso hídrico subterráneo y la realización de estudios más exhaustivos sobre algunos componentes del ecosistema. Ello llevó a que algunas organizaciones ambientales denunciaran penalmente a los responsables del área ambiental de la provincia. En agosto, en una de las locaciones de estos pozos, ocurrió un derrame del fluido que se usa para las tareas de estimulación hidráulica, el cual fue caracterizado por las autoridades de control como “incidente ambiental de baja intensidad”. La empresa que lleva adelante la actividad es El Trébol S.A.
El argumento de utilizar pozos que ya habían estado en funcionamiento (con técnicas convencionales), ha sido utilizado por las autoridades de gobierno para llevar adelante el fracking sin el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) correspondiente, y sin audiencia pública. Ante la queja de asambleas y organizaciones ambientales, y la presentación de una medida cautelar, se realizó una audiencia pública el 28 de diciembre, que estos colectivos consideran viciada por las irregularidades cometidas.
En marzo de 2018, el gobierno provincial reglamentó, mediante el Decreto 248, la evaluación de impacto ambiental de las actividades de exploración y explotación de hidrocarburos sobre formaciones no convencionales. En abril se visibilizaron protestas contra el fracking en diferentes localidades de la provincia. En General Alvear se realizaron importantes marchas y concentraciones de pobladores (“puebladas”) para reclamar el cese de la actividad. Vecinos de San Carlos impidieron el paso de camiones que se dirigían con insumos a Puesto Rojas, generándose tensiones por la presencia de Gendarmería Nacional. Un juez ordenó desalojar la ruta y algunos manifestantes fueron identificados y judicializados. Las Asambleas por el Agua, existentes en diferentes departamentos de la provincia y nucleadas en AMPAP, las cuales nacieron para resistir la instalación de la megaminería, han encabezado este rechazo, del cual también participan organizaciones ambientales, comunidades Mapuche y otros colectivos sociales, incluyendo algunos partidos políticos. La organización territorial Malalweche denuncia además la falta de consulta previa y propone una mesa de diálogo intercultural.
En junio de 2018, la Universidad Nacional de Cuyo, que había sido muy activa en el debate en torno a la megaminería, abriendo espacios de diálogo e información, publicó un informe sobre fracking, sin ninguna firma de los responsables del mismo. En una provincia donde el debate sobre la instalación de la megaminería se había dado de forma mucho más abierta y plural que en otros contextos provinciales, el fracking avanzó rápidamente, por encima de los cuidados ambientales necesarios, y el cuestonamiento de sus consecuencias fue duramente atacado por los uncionarios gubernamentales, quienes ante un audio de whatsapp que se viralizó, en el cual una vecina manifestaba su preocupación sobre el tema, salieron rápidamente a defender la actividad y criticar las voces disidentes, catalogándolas de “alarmistas, apocalípticos y mentirosos que meten miedo”.
En septiembre de 2018, la empresa pidió autorización al gobierno provincial para avanzar en la explotación de más pozos. El actual gobierno de Mendoza ha definido su política pro-avance del fracking, donde el rol del Estado, según declaraciones de funcionarios del área de energía es “estorbar lo menos posible”, bajando las regalías y los impuestos a las empresas del rubro.
En abril de 2019 un grupo de organizaciones presentaron un recurso de queja ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, ante el archivamiento de la causa presentada en el máximo tribunal de justicia provincial, insistiendo en la necesidad de detener las explotaciones por el riesgo ambiental que significan y la falta de estudios previos. También denuncian que mediante estas acciones procesales el gobierno reconoció el uso de trazadores radioactivos, que antes no habían explicitado, y de los cuales se desconoce su procedencia y traslado. Las asambleas reclaman el tratamiento de un proyecto de ley de prohibición del fracking en Mendoza, por parte de la Legislatura provincial, el cual fue entregado para su tratamiento en mayo de 2018, acompañado de más de 42.000 firmas en rechazo al fracking en la provincia.
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