Desde1985 comenzó a funcionar el vertedero a cielo abierto de Cambalache, municipio Caroní del estado Bolívar, una solución que se había planteado de manera temporal pero que se mantuvo por largo tiempo, convirtiéndose en un gran problema para la comunidad de Cambalache, las zonas aledañas e incluso importantes ciudades cercanas como Puerto Ordaz y Ciudad Guayana. Grandes dimensiones de desechos urbanos e industriales llevaron a que el vertedero comenzara a colapsar aproximadamente a principios de la década de 2000, pero es apenas a finales de 2014 cuando sería clausurado el mismo.
El vertedero ha generado afectaciones socioambientales de diversos tipos como contaminación del aire por incineración de basura, contaminación de aguas por desechos industriales, varios tipos de enfermedades, violencia social, entre otros.
Diversas protestas y declaraciones críticas han surgido a raíz de los efectos de este vertedero. El conflicto se ha desarrollado en tres planos: el primero, que tiene relación con la afectación socioambiental de los pobladores de la comunidad de Cambalache, incluyendo población que migra al vertedero para la recolección de desechos, entre los que se cuenta población indígena warao. En el segundo plano se produce el conflicto entre la parte de la comunidad que reniega del vertedero y exige su cierre, y los habitantes de los sectores I y VI de Cambalache, los cuales viven de la recolección de desechos. El tercer plano tiene que ver principalmente con la afectación del aire que se produce en grandes ciudades como Ciudad Guayana, Puerto Ordaz y San Félix producto de, entre otras cosas, la incineración de basura en Cambalache.
A pesar de su cierre, el conflicto se mantiene debido a que, por un lado, el vertedero no ha sido saneado; y por el otro lado, se han estado utilizando áreas de zona cercanas para los nuevos rellenos sanitarios, lo cual ha generado observaciones y comunicaciones de especialistas y la queja y denuncias de vecinos, preocupados de que se repitan los males producidos por el Cambalache.
El vertedero de Cambalache es una típica “zona de sacrificio”. Es reflejo de la desidia de gobiernos locales respecto a los problemas ambientales, pero también de los vínculos existentes entre las desigualdades sociales y la forma como se asumen los costos ambientales de las actividades económicas.
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