La cuenca del río Tula comprende el estado de México y la parte centro-sur de Hidalgo; asimismo, incluye el Valle del Mezquital –o Valle de Tula– [4] . Este valle abarca cerca de 4,100 km² y se caracteriza por ser una región árida o semiárida. Igualmente, la economía en la región se sostiene principalmente por actividades agrícolas y comerciales, sin embargo, también se encuentra la presencia de plantas industriales [15]. Por otra parte, el caudal del río Tula está controlado principalmente por las presas Requena y Endhó y afluentes como Tepeji, el Salto, Tlautla, Rosas y el Salado [4]. En un estudio realizado [13] se menciona que la contaminación en la cuenca del río Tula se debe a que, por más de un siglo, ha sido receptora de las aguas residuales generadas en la cuenca del Valle de México, donde se ubica la zona metropolitana de la Cuidad de México. Asimismo, también se encuentran aguas residuales provenientes de la industria textil, de refinería, cementera, hidroeléctrica y, también, de aguas municipales [4]. De acuerdo con otro estudio [4] tales aguas se envían al Valle del Mezquital y, en el trayecto, se vierten en la laguna de Zumpango, así como también en las presas Requena, Endhó, Rojo Gómez y Vicente Aguirre. A su vez, una parte de esta agua se utiliza para irrigar cultivos y la otra se drena por el río Tula hacia el Moctezuma, posteriormente hacia el Pánuco y desemboca en el Golfo de México. Estas aguas, que no reciben tratamiento alguno, son principalmente usadas en el sector agrícola [4]. Un factor que propicia el uso de aguas residuales radica en los elevados costos del tratamiento de estas aguas [10] [19]. Debido a la asequibilidad, el uso de aguas residuales para la irrigación de cultivos, se ha popularizado a nivel mundial, en especial, en regiones semiáridas [10]. Cabe mencionar que, la gestión hídrica en el Valle de México está estrechamente vinculada a las actividades económicas y sociales, puesto que, en la zona se desarrollan cerca del 45% de las actividades industriales y reside aproximadamente el 18% de la población mexicana [10]. En un estudio [22], tras analizar columnas de agua de diferentes embalses de la cuenca del río Tula, se hallaron, en pequeñas concentraciones, elementos como cadmio, arsénico y plomo. Como resultado, se encontró que la tilapia no es apta para el consumo humano, esto, debido a las altas concentraciones de plomo en los músculos del pez; asimismo, la bioacumulación de los tres metales en diferentes especies zooplanctónicas. En otro estudio de canales de aguas residuales anóxicas [10] encontraron metilmercurio y plomo. Igualmente, investigadores [6] descubrieron cargas virales del SARS-CoV-2 en muestras de aguas de ríos y canales de irrigación. Tal carga resultó mayor en zonas cercanas a la Ciudad de México. Además de los hallazgos anteriores, en el río Tula, se encontró la presencia de ciertos farmacéuticos, por ejemplo: ibuprofeno, 2-bencil-4- clorofenol, naproxeno, triclosán, ketoprofeno, diclofenaco [7] [22]. Con respecto a los tres metales anteriormente mencionados, la Organización Mundial de la Salud [18] establece que el plomo, al distribuirse por el organismo, puede llegar hasta el cerebro, el hígado, riñones y huesos; además, es especialmente nocivo para los niños y mujeres embarazadas. Por otra parte [12], el arsénico es considerado como uno de los elementos más tóxicos, ya que, además de ser cancerígeno y dañar el ADN, también puede irritar el estómago y pulmones y conlleva a la disminución en la producción de leucocitos. Asimismo, el cadmio afecta a los pulmones, daña el sistema nervioso central, altera el ADN y puede causar cáncer [12]. Estos daños a la salud individual no han sido los únicos ocasionados por la contaminación del río Tula y aledaños, puesto que, el 6 de septiembre del 2021, ocurrió un evento que dañó la salud colectiva. Debido a las intensas lluvias, los habitantes de Tula de Allende sufrieron los estragos ocasionados por el desbordamiento de los ríos Tula y Tepeji del Río [4]. El saldo fue de 16 pacientes fallecidos, la mayoría enfermos de covid-19 y conectados a respiradores en el Hospital General de Zona No. 5 del Instituto Mexicano del Seguro Social; además, más de 10,000 personas tuvieron que ser evacuadas de sus casas [11]. Este suceso dejó alrededor de 31 mil viviendas dañadas, y más de 70 mil personas damnificadas [20]. Aunado a lo anterior, diversas comunidades aledañas también resultaron afectadas, como: Rancho Chapultepec, Cruz Azul, El Chamizal, Dengui, San Marcos, La Malinche, 16 de Enero, Zona Centro y El Carmen [4]. El Movimiento Indígena Nacional (MIN) ha demandado ante la ONU al Estado mexicano, por las omisiones y violaciones de los derechos de los pueblos indígenas. Entre ellas, se encuentran los daños al medio ambiente, los cuales afectan su cosmovisión y vínculo con la madre Tierra. En 2021, después de un derrame de petróleo en el Río Tula, se pronunciaron en contra de la contaminación histórica que ha sufrido este conjunto de agua, argumentando que el Río Tula es el ejemplo claro del esfuerzo del ser humano por atentar contra la madre Tierra [30] Es de suma importancia destacar que este evento no es considerado como un “fenómeno natural”, ya que, se deriva de una mala gestión política del drenaje del Valle de México, puesto que, el manejo se destina a las zonas de mayor plusvalía y se han descuidado las marginadas [3] [4]. Con respecto a esto, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) fue la encargada del diseño e implementación del Plan Hídrico de Tula de Allende. Mientras que, la Secretaría de la Marina (SEMAR) participó en la aplicación de dicha política pública, especialmente en las actividades de limpieza y ampliación del referido río [5]. Greenpeace México denuncia que aún bajo el riesgo a enfrentar nuevas inundaciones en la región de Tula, lo cual podría causar daños materiales y humanos a más de 60 mil personas, no exista una coordinación entre la Conagua, los gobiernos de la Ciudad de México e Hidalgo. Además, en conjunto con el Colectivo Agua-Clima proponen una agenda de rescate de la Cuenca del Valle de México, la cual incluye el tratamiento y reúso controlado de aguas residuales para evitar inundaciones y reducir los grandes volúmenes de agua trasvasada de otras cuencas. Por su parte, el Fideicomiso de Infraestructura Ambiental de los Valles de Hidalgo indica que se requiere un desazolve de los vasos reguladores, entre ellos, la Presa Requena habría evitado las pérdidas generadas en la inundación de septiembre de 2021, ya que pudo haber retenido hasta 30 millones de metros cúbicos, pero sólo retuvo 3 millones [8]. Finalmente, algunos de los grupos que conmemoran la inundación son la Unión Damnificados y Ciudadanos Tula Somos Todos, Red de Conciencia Ambiental Queremos Vivir, Yo Prefiero El Rio, Alianza Hidalguense Ambiental, La Gran Asamblea de Damnificados, Unidos X Tula, Sociedad Ecologista, Ciudadanos al Rescate de Tula, y el Club Rotario [17]. (See less) |